jueves, 9 de julio de 2009

A casi un año del debate sobre los Textos Escolares de Ciencias Sociales de Editorial Norma






















A poco menos de un año del polémico debate en torno a los textos educativos de Ciencias Sociales “sesgados” y con “contrabando ideológico” senderista —en palabras de la educadora y actualmente Ministra del Interior, Mercedes Cabanillas, ya que según ella hacían “apología al terrorismo” y “polarizaban” la visión del estudiantado nacional— editados por la Editorial Norma por encargo del Ministerio de Educación y en el que se vieron involucrados no solo políticos sino también historiadores y educadores no hace más que reflejar que aún no estamos preparados para dar el gran salto cualitativo en materia educativa porque una vez más quedó demostrado que la dirección del sistema educativo en el Perú está en mano de sectores conservadores que se “rasgan las vestiduras” al tocarse temas que son considerados “tabúes” por muchos, como es el caso de la violencia política y del terrorismo en el Perú, y sobretodo cuando se trata de expresar ideas contrarias a las de los intereses que ellos sostienen.

No olvidemos que la memoria colectiva es uno de los bienes más preciados por las naciones, y en el caso peruano es aún frágil, ya que con ella se puede reconstruir la Historia quizás de hechos tan dolorosos como lo fue el mencionado anteriormente; pero, es menester tenerlo presente para poder aprender de los errores que se cometieron en el pasado para no volver a repetirlos: “el pueblo que no conoce de su pasado está condenado a repetirlo”.

Es decir, el lado crítico de la enseñanza de la Historia que se pide a gritos desde hace buen tiempo implantar en la educación pública para superar el ya desfasado, retrógrado y acrítico método positivista-memorístico que reina actualmente en los colegios nacionales— al no despertar ni producir un espíritu ni una conciencia crítica propia de la realidad en los estudiantes— no es más que una mera ilusión ya que siempre queda en el discurso y nunca es llevado al terreno de la praxis.

Quizás este último texto de Ciencias Sociales, del que tanto se discutió por su “farsante” contenido ideológico el año pasado, sea uno de los mejores logrados técnicamente hablando para la enseñanza pública secundaria puesto que fue encargado, editado y revisado por un equipo a la cabeza de la prestigiosa Editorial Norma conformado por historiadores críticos de la Historia a la vez educadores, que incluso recogieron versiones del Informe Final llevadas a cabo por la Comisión de la Verdad y Reconciliación sobre los casi 20 años que duró la violencia política en el país.
Al libro, y en sí a los encargados de su distribución como de su elaboración, se les atribuye el hecho de exaltar la ideología senderista haciendo “apología” al terrorismo ya que en sus páginas se enarbolaba sus principales objetivos de búsqueda de bienestar para la población peruana luchando contra el Estado capitalista y opresor polarizando así al lector en que lo bueno era lo senderista y socialista y lo malo era el Estado y sus Fuerzas Armadas por sus violaciones de los derechos humanos, claro todo esto en una errónea interpretación de la, por entonces, congresista Mercedes Cabanillas.

Haciendo una revisión a las páginas del texto en controversia podemos darnos cuenta de que en ningún párrafo se hace pues una apología o alabanza al terrorismo ni a los movimientos subversivos, por el contrario se señala que estos grupos violentistas hicieron mucho daño al país con sus prédicas erróneas de cambiar al país basadas en sus métodos violentistas y de crímenes de lesa humanidad. El libro reconoce que tanto los movimientos terroristas como el Estado, a través de sus Fuerzas Armadas, cometieron violaciones de los derechos humanos en el intento cada uno de defender sus convicciones. Pero jamás se niega el papel fundamental que tiene por ejemplo Sendero Luminoso en la cantidad de muertos y desaparecidos. Por algo se señala que entre los movimientos terroristas (Sendero Luminoso y el MRTA) hicieron una suma mayor al 50% en la cantidad de muertos. Tampoco se les quita responsabilidad política a los gobernantes de turno en el manejo de lucha antisubversiva (sobre todo del gobierno aprista y fujimorista por la matanza de los penales y la formación de grupos paramilitares de aniquilamiento). Esto quizás irritó a los políticos que criticaron el texto.

Lo que finalmente demostró este encendido debate es que los grupos conservadores seguirán “revisando” la historia que se impartirá en los colegios para así no generar una conciencia crítica en el alumnado y en las personas que acaso cuestionen el estatus quo.