viernes, 20 de marzo de 2015

Reseña del historiador y periodista deportivo Efraín Trelles del libro: «Crónicas del fútbol peruano (1953-1977)»

Por Efraín Trelles Aréstegui

«Crónicas del fútbol peruano: Sucesos memorables 1953-1977». Ese es el título del libro que ha publicado Ernesto Moreno Ampuero y donde el lector podrá encontrar grandes triunfos, derrotas inolvidables y momentos centrales cuando lo que sucedía sobre el verde se apoderaba de todos. Por las páginas de este libro desfilan jornadas épicas en las que la maquinaria de sueños se echaba a rodar al compás de un balón.

Tengo imágenes previas de Ernesto, a quien felicito por su estupendo libro. En una de esas imágenes, Ernesto está sentado en alguna mesa de la Biblioteca Nacional del Perú. Examina un par de diarios con olor a viejo, toma notas con frenesí. Tiene la mirada brillante y los cachetes encendidos por alguna novedad cuyos detalles está anudando cabalmente para compartirlos algún día, este día, con los lectores. Un caballerito.

En la otra imagen están jugando Cristal y algún otro equipo en el Gallardo, el Wembley de abajo el puente, y le anulan a los celestes el golcito que tanto necesitaban. Me toca comentar al aire y decir, sin asomo de duda, que la posición adelantada fue visible y el gol está bien anulado. No he terminado de hablar y un barrista celeste se levanta, gira hacia mi cabina y, si el lenguaje labial es creíble, se acuerda de mi santa madrecita o piensa hacer luego una ensalada con lechuga y tomate. Es Ernesto, el barrista, que necesita ventilar de esa manera su desacuerdo con mi comentario.

La buena noticia es que en la casi treintena de relatos que componen este libro el lector podrá disfrutar por igual la rigurosidad de la investigación de fuentes y la pasión extrema que genera el fútbol respirando y sentido desde el cemento de la gradería.

Me complace la presencia de historiadores que toman la pluma en el campo deportivo. Es una presencia que nutre. El de Jaime Pulgar Vidal es otro grato ejemplo. En el caso de Ernesto creo que el cronista deportivo ha rendido su labor con excelencia. Pero no podría cerrar esta breve reseña sin señalarle una exigencia futura al historiador que ojalá sea bien entendida.


Es preciso dar el salto y salir del estadio, con la misma intención y la misma pluma encendida. Es una labor en la que me gustaría verlo pronto a Ernesto. Rindiendo la crónica urbana con la misma intensidad y desde fuera del estadio. No será fácil pero ahí está lo bonito y, si es preciso, me gustaría hasta jalarle la marca en el archivo para que su salida sea más clara y pueda llegar con todo el frente de ataque a su disposición.

Historia, tradición y fútbol

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