¿Por qué las teorías o doctrinas políticas durante el siglo XIX no pudieron convertirse en políticas públicas exitosas?
Habiendo analizado la historia de las ideas políticas del siglo XIX, según Carmen Mc Evoy, y precisando cómo se fue conformando y en qué circunstancias las ideologías y cultura política peruana decimonónica, trataré de explicar básicamente en tres puntos fundamentales, el porqué del fracaso y no concretización de las doctrinas políticas al querer llevarlas a la realidad.
El primer factor es la naturaleza patrimonialista del modelo político aplicado: excluyente y/o elitista que, al privatizar el poder político al no incluir a la mayor parte de la población, pierde el respaldo de ésta, encontrando siempre un cierto rechazo en las masas civiles que se hallaban ausentes y alejadas de toda actividad política; es decir se seguía un modelo que no trató de integrar en su seno a todos los sectores de la sociedad, sobre todo a las clases medias.
Entonces el rechazo, repudio o poca importancia que tuvieron los caudillos por la educación, la sociedad civil y la participación ciudadana favoreció a que estas doctrinas políticas no surtieran efecto y fracasen así como a que los gobiernos militares se tornen inestables y pierdan legitimidad. Evidentemente, nunca hubo un proyecto coherente de desarrollo integracionista y democrático que permita el tan ansiado “progreso” económico para el país sino hasta la llegada de Manuel Pardo y su intento de modernizar la política peruana que fue cortado por la Guerra del Pacífico.
A su vez, este modelo seguido es un modelo conservador, poco abierto a las nuevas tendencias modernas económicas de la etapa post independencia peruana, siendo éste un segundo factor para que fracasen las doctrinas políticas del siglo XIX. Esto aunado a la ausencia de una clase burguesa reformista liberal fuerte que permita el despegue económico y progreso del país, así como la poca integración económica que había entre Lima y el interior del país contribuyeron a marcar un gran distanciamiento entre la sociedad civil y la militar. No olvidemos que para Mc Evoy, Pardo es la primera persona que imagina un país con bases económicas: el progreso económico se daría aplicando una reforma del Estado y reforma tributaria donde tenían que converger: el estado, la sociedad civil y la burguesía o empresariado.
Un tercer factor sería el que este “proyecto” político obsoleto, sin consistencia ni ideología fue ejecutado por militares, y no por partidos políticos o asociaciones civiles, que al tratar de mantenerse en el poder montaron una red múltiple de corrupción y de clientelas que no respetaban el marco legal, violando constantemente las leyes y controlando frecuentemente el resultado de las elecciones, trayendo esto como natural consecuencia la de la precariedad de la institucionalidad política peruana que sucedió a las guerras de independencia y a la instauración del régimen republicano.
Así, veremos que no hubo estabilidad política en el país, ni un itinerario político a seguir por los militares debido a que siempre se produjeron conflictos civiles y entre los propios caudillos que contaban con el respaldo de cierta parte del país en lo que se denominó la “balcanización” del Perú y que aplicaban la cultura política de la violencia fragmentando así la política peruana. Sucesivos gobiernos y golpes de estado se presentaron en los primeros cincuenta años de transcurrida la independencia peruana así como numerosas constituciones de distintas tendencias políticas que contribuían a fomentar el malestar político vivido en aquellas épocas.
Habiendo analizado la historia de las ideas políticas del siglo XIX, según Carmen Mc Evoy, y precisando cómo se fue conformando y en qué circunstancias las ideologías y cultura política peruana decimonónica, trataré de explicar básicamente en tres puntos fundamentales, el porqué del fracaso y no concretización de las doctrinas políticas al querer llevarlas a la realidad.
El primer factor es la naturaleza patrimonialista del modelo político aplicado: excluyente y/o elitista que, al privatizar el poder político al no incluir a la mayor parte de la población, pierde el respaldo de ésta, encontrando siempre un cierto rechazo en las masas civiles que se hallaban ausentes y alejadas de toda actividad política; es decir se seguía un modelo que no trató de integrar en su seno a todos los sectores de la sociedad, sobre todo a las clases medias.
Entonces el rechazo, repudio o poca importancia que tuvieron los caudillos por la educación, la sociedad civil y la participación ciudadana favoreció a que estas doctrinas políticas no surtieran efecto y fracasen así como a que los gobiernos militares se tornen inestables y pierdan legitimidad. Evidentemente, nunca hubo un proyecto coherente de desarrollo integracionista y democrático que permita el tan ansiado “progreso” económico para el país sino hasta la llegada de Manuel Pardo y su intento de modernizar la política peruana que fue cortado por la Guerra del Pacífico.
A su vez, este modelo seguido es un modelo conservador, poco abierto a las nuevas tendencias modernas económicas de la etapa post independencia peruana, siendo éste un segundo factor para que fracasen las doctrinas políticas del siglo XIX. Esto aunado a la ausencia de una clase burguesa reformista liberal fuerte que permita el despegue económico y progreso del país, así como la poca integración económica que había entre Lima y el interior del país contribuyeron a marcar un gran distanciamiento entre la sociedad civil y la militar. No olvidemos que para Mc Evoy, Pardo es la primera persona que imagina un país con bases económicas: el progreso económico se daría aplicando una reforma del Estado y reforma tributaria donde tenían que converger: el estado, la sociedad civil y la burguesía o empresariado.
Un tercer factor sería el que este “proyecto” político obsoleto, sin consistencia ni ideología fue ejecutado por militares, y no por partidos políticos o asociaciones civiles, que al tratar de mantenerse en el poder montaron una red múltiple de corrupción y de clientelas que no respetaban el marco legal, violando constantemente las leyes y controlando frecuentemente el resultado de las elecciones, trayendo esto como natural consecuencia la de la precariedad de la institucionalidad política peruana que sucedió a las guerras de independencia y a la instauración del régimen republicano.
Así, veremos que no hubo estabilidad política en el país, ni un itinerario político a seguir por los militares debido a que siempre se produjeron conflictos civiles y entre los propios caudillos que contaban con el respaldo de cierta parte del país en lo que se denominó la “balcanización” del Perú y que aplicaban la cultura política de la violencia fragmentando así la política peruana. Sucesivos gobiernos y golpes de estado se presentaron en los primeros cincuenta años de transcurrida la independencia peruana así como numerosas constituciones de distintas tendencias políticas que contribuían a fomentar el malestar político vivido en aquellas épocas.
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